En marzo de 2020, el coronavirus determinó oficialmente un lockdown en nuestras actividades diarias, lo que nos hizo tener muchas incertidumbres. Se hizo silencio en las calles y en nosotros. Los locales de conciertos, la mayor fuente de ingresos de los músicos, cerraron, pero la música nos hizo compañía a todes, aislados en nuestros hogares, en un año tan difícil e innegablemente histórico. La cultura, una vez más, nos ayudó a sobrevivir, mientras que los artistas proveedores de nuestras alegrías se reinventaron en sus silencios, sin nunca parar.
Al alcance de lo que tenían sus cabezas pensantes y generosas, ellos nos dieron frutos que alimentaron nuestros oídos y ojos. Nuevas semillas también brotaron en un tiempo de contracción. Además de canciones, algunas de ellas grabadas en nuevos formatos y a distancia, nos dieron registros audiovisuales que marcan un momento mundial, de muchos protocolos y cuidados en escena que exigieron aún más de la creatividad.
Ningún sistema nos va a callar, ningún sistema nos ha callado. En contramano del asfixiamiento y de la necropolítica, la cultura brasileña se torció pero no se rompió. Y la Mostra Museu también se conecta a ella por la música en este recorte de artistas consagrados al arte que se reinventaron a sí mismos y a las nuevas direcciones y voces que la música brasileña nos dio incluso en aislamiento y distanciamiento.
A los 70 años de vida, Numa Ciro nos dio un baño de vida y renovación y lanzó su primer álbum. De una nueva y efervescente generación del rap nacional, Baco Exu do Blues postergó un álbum terminado e hizo otro -Não Tem Bacanal na quarentena-, grabado en solo tres días. Otro trabajo para un momento presente.
En un año en el que el racismo, finalmente, causó conmoción mundial a partir del asesinato de George Floyd por la policía estadounidense, la paulistana, Jup do Bairro emergió con su álbum-manifiesto "Corpo Sem Juízo", explorando incluso otros temas, como la sexualidad, el género, la vida real de la periferia. Es también de la periferia -pero esta vez de las de Bahía- que vino una de las mejores sorpresas de 2020: Yan Cloud y su álbum "Pinkboy".
A partir de un espectáculo realizado meses antes de la pandemia, Emicida nos trajo una clase-documental sobre la cultura negra brasileña y, como obsequio, un encuentro con Gilberto Gil. “Vivir es irse, volver y compartir”; dice la canción. "Es todo para ayer". Irse, volver y compartir. Así lo hizo y lo hace la música brasileña. Colocándonos en su tiempo presente, sin olvidarnos del pasado para compartir la expectativa de un futuro en el que el arte sea mejor comprendida.
La pandemia ha dado un nuevo significado a la potencia de hacerse oír, escuchar, compartir. Brasil es mucho más grande y diverso de lo que parece. Es femenino, negro, indígena, LGBTqIA+. Es este el Brasil que debe inspirarnos y el que necesita ser más escuchado para que nuestras bandas sonoras tengan un poco más de amor, conciencia y libertad en el ser y el existir, para que, así, las personas nos encontremos - y rápido. 2021 promete. Escuchen las playlists de la Mostra Museu y vean los videos. Ellos tienen mucho que decirnos.
Pedro Henrique França
Curador